En efecto, la Universidad Veracruzana dispone de menos lugares (tiene menos presupuesto). La ventaja es que sí es una universidad estatal: tiene campuses al Norte, Centro y Sur de Veracruz.
Durante lustros, el examen de la UAP era de diagnóstico, no se calificaba. Todos eran admitidos, ya cada uno presentaría su examen personal: algunos desertaban por un error de vocación, otros porque no se puede trabajar y estudiar; algunos fallecían en accidentes automovilísticos, otros por enfermedad, otros porque no podían vivir lejos del terruño (choque cultural). Luego, con la BUAP, el proceso de admisión se hizo anual y, según recuerdo, el día que recogí el título en el Departamento Escolar había una marcha de rechazados que exigía revisión bloqueando todo Blvd. San Claudio (desde la 4 Sur hasta Blvd. Fidel Velázquez).
En la UV ha pasado lo mismo, pero mucho antes: en tiempos de La Fidelidad (Fidel Herrera Beltrán, un merolico a medio camino de El Peje y Cuitláhuac), creo que abogó para que el CENEVAL repusiera el proceso.
Los rechazados de la BUAP se van a las escuelas privadas, son como 30; algunas buenas, otras regulares y varias universidades-patito. Se preparan y lo intentan al año siguiente. Hay quien logra ingresar al tercer intento.
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