jueves, 22 de septiembre de 2022

layout para novela

Terminado el proyecto, de Write (docx) lo exporté a texto plano. Todavía no logro que el pdf se vea bonito, estoy aprendiendo ConTEXt lmtx (LuaMetaTeX). ☺


   Peeero he conseguido ser productivo (afortunadamente me ha servido mucho mi experiencia previa con Bookdown (R Markdown), como el tip para cambiar el nombre por defecto a la table of content (ToC); en general, lo referido a la configuración).

La estructura, es decir los componentes y el archivo maestro, puede consultarse en layout para novela usando ConTeXt lmtx


Missing $ error? Encontré un $50.00 en uno de los inputs, la solución fue escapar ese carácter: \$50.00



13022023 - ConTeXt es autocontenido, puede coexistir con TeXLive porque no incluye paquetes y binarios LaTeX, sino LuaTeX. No necesito TeXLive para este proyecto.

06112022 - Todavía no logro que cambie el espaciado en los pies de página. Probablemente requiera un archivo environment en un project para un product con components, pero por el momento se despliegan numerados en las hojas y consecutivos a través de todo el documento.


06102022 - Si vas a instalar TeXlive, mejor instala ConTeXt en segundo lugar porque cuando he generado el pdf desde ConTeXt me ha salido varias veces el mensaje confusing la primera vez, luego se quitó. No hice nada pero parece que hay que correr: 

context --regenerate

O algo así, ¿autogenerate o simplemente generate?, según se ve en el doc de instalación de TeXlive.



domingo, 18 de septiembre de 2022

el viaje a Roma

Había olvidado hasta qué punto me impactó la novela de Alberto Moravia, Il viaggio a Roma. Me interesaba el tema del viaje, no lo otro. Fue como recibir un mazazo en la cabeza.

El verdadero viaje de conocimiento es cambiar de perspectiva.


martes, 13 de septiembre de 2022

posts o entradas de la novela

Entre 2014 y 2017 estuve subiendo aquí algunos episodios para obligarme a escribir -llega un momento en que uno se detiene- mostrando el avance. Luego, abandoné el blog para enfocarme en la novela. Hasta que me vi precisado a terminar el proyecto porque estuve a punto de tirar el manuscrito.

El dilema  es que, para proteger la obra hay que ocultarla. Pero para conseguir un arreglo editorial, hay que mostrar algo. Quizá sólo obteniendo un fenómeno de likes o comentarios pueda convencer a alguien, tomando en cuenta que no tengo enchufes. Pero eso es tan raro que  nadie publicaría. O casi nadie. Pero se publica sobre temas variados (segmentación de mercados). Por cada cien escritores mediocres hay uno que tiene talento. Y a veces ni así: García Márquez llevaba cuatro libros publicados antes de ser reconocido. Y eso que en las editoriales, como en cualquier negocio, el criterio predominante es si el producto puede venderse o tiene demanda o despertará el interés de alguien. Quizá por eso el desprestigio tanto de los best-sellers como de los libros de autoayuda: literatura de consumo.

Si no consigo un editor publicaría mi libro sólo en formato electrónico. Pero nunca le metería dinero bueno al malo: nunca llegaría al extremo de pagarle a la editorial para dejar de ser un autor inédito. En cualquier librería, de viejo o de novedades, uno puede ver del piso al techo cientos de autores olvidados. Alfonso Reyes, por ejemplo. Debería darme vergüenza, pero no he leído nada de don Alfonso. Y mira que era un sabio. Pero ni drogado leería su cartilla moral.

domingo, 11 de septiembre de 2022

de la autobiografia a la autoficcion

Llevar el casi-diario me sirvió para soltar la mano, practicar. Pero eso no era publicable. "Sería vulgar" (Sergio Pitol). El inmenso Jorge Luis Borges pasó de los cuentos de cuchilleros y compadritos a las encrucijadas del minotauro y el laberinto. Proust pudo desdoblarse hasta el punto que Marcel no es Proust y Illiers no es Combray. El propio Gabriel García Márquez pasó de La casa (la de su parentalia) a Cien años de soledad (la de Colombia). 

A veces sospecho que ya no saben a quién darle el Nobel de Literatura. Se lo dieron a Bob Dylan y Winston Churchill, pero no a Borges ni a Proust. Muy merecido a Mario Vargas Llosa, que desde luego no es el Marito de La tía Julia y el escribidor. Ojalá se lo dieran a Murakami, ¿por qué no?.

sábado, 10 de septiembre de 2022

la estructura o como contar la historia

Recién había leído Diario de Ana Frank (1986) y Taíb (1989) de Ricardo Garibay, y llevaba un casi-diario desde la preparatoria, de modo que, de manera natural, creí que así contaría la novela, como un diario personal. Pero yo no tengo talento, de modo que se me caía. Perdido el rumbo, me detuve.

OoO

Claro que tuvimos varias crisis de fe, como el héroe, en el que llegado a un punto parece que todo está perdido. Pero, de alguna manera, como partía de un mundo conocido, el universitario, seguía acumulando información, tanta, que la fui organizando por temas (mundo novelesco). Eso fue, sin saberlo, lo que salvó el proyecto. Ya en un taller de Pedro Ángel Palou sobre La Poética de Aristóteles, había escuchado de los temas clásicos de la ficción. Pero no fue sino hasta más adelante, cuando me leí De escritura, del cuento a la novela, del poeta Bernardo Ruiz, que vi el horizonte: contaría mi historia no por tiempo sino por tema. Esa fue la solución que me permitió avanzar, el puente entre el inicio y el final. En efecto, la literatura sólo se realiza escribiendo, sumando palabras, y así fue como llegué al indispensable primer borrador.

OoO 

Y volvía a empezar cada cierto tiempo. Eso sí, siempre empezaba casi igual. No sabía cómo terminaría pero siempre supe cómo era el principio. 

Hubo una época en la que me inspiraba en Los periodistas, de Vicente Leñero. El ingeniero civil que había abandonado los números por las letras, había resuelto escribir una novela sin ficción para contar el golpe de Echeverría al periódico Excélsior que dirigía Julio Scherer.

    No logré una novela política, pero sí una novela testimonial. Desde luego no es una novela de grupo ni mucho menos de una época, pero sí de un momento: los años universitarios, un mundillo que conocí bien porque a mí siempre me gustó estudiar.


La trama tiene un entorno: un mundo. Un mundo novelesco en nuestro caso. Entonces decidí que para no tener problemas cambiaría los nombres y a todos les endilgaría un apodo. Inclusive a las llamadas personas públicas. Fue divertido. Casi puedes decir cualquier cosa, el límite es la verosimilitud.