Llevar el casi-diario me sirvió para soltar la mano, practicar. Pero eso no era publicable. "Sería vulgar" (Sergio Pitol). El inmenso Jorge Luis Borges pasó de los cuentos de cuchilleros y compadritos a las encrucijadas del minotauro y el laberinto. Proust pudo desdoblarse hasta el punto que Marcel no es Proust y Illiers no es Combray. El propio Gabriel García Márquez pasó de La casa (la de su parentalia) a Cien años de soledad (la de Colombia).
A veces sospecho que ya no saben a quién darle el Nobel de Literatura. Se lo dieron a Bob Dylan y Winston Churchill, pero no a Borges ni a Proust. Muy merecido a Mario Vargas Llosa, que desde luego no es el Marito de La tía Julia y el escribidor. Ojalá se lo dieran a Murakami, ¿por qué no?.
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